El gran anfitrión

La gastronomía en nuestro país tiene una gran diversidad de sabores y colores mágicos reflejados en la riqueza que se va acumulando con el paso de los años, además de las transformaciones y adaptaciones de los platillos de diversas culturas para hacerlos propios y ponerles el toque mexicano.

Desde la época prehispánica a la colonial e incluso con la comida contemporánea, algo de nuestras raíces se mantiene vivo en los sabores que ofrece la cocina. Nuestra gastronomía es tan rica que en el 2010 fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La base de los ingredientes en nuestro país está vinculada directamente con el maíz, el frijol y el chile, de ahí parte todo, complementado con una extensa variedad de hierbas de olor y sin duda no podría faltar la carne. Por ello, aunque la vida, la ciudad y la cocina se transforman frente a nuestros ojos casi sin darnos cuenta, los cambios tienen mucho que ver con la demanda de los nuevos comensales y las generaciones que se unen alrededor de la mesa para intercambiar experiencias y compartir historias, haciendo frente a la cotidianidad sin renunciar al placer del buen comer y darse el tiempo para disfrutar las delicias de nuestra tradición.

Esto es parte de lo que encontrarán presente en esta edición, donde la invitación es a que visiten un restaurante que se ha convertido en un referente de las carnes asadas en Colima, por su historia y por su sabor, “Las Brasas”, un lugar que cumple 25 años de estar presente en el gusto de los comensales y que sin duda es un gran anfitrión.

La finalidad es, por supuesto, que la hora de la comida siga siendo una actividad disfrutable, un rico pretexto para reunirse con la familia y amigos, y definitivamente, un acto de amor.

 

25 años de historias que trascienden en el tiempo, dejando un legado de sabor sobre la mesa.

La hora de la comida es un momento especial que se comparte, pero también es un momento libre y seductor. Es, tal vez, el olor a las brasas en el asador, las cebollitas dulces, las tortillas de mano, los frijolitos recién cocidos o el equilibrio perfecto de la suavidad y sabor de una jugosa carne, es posiblemente, el ambiente fresco de los adobes y las plantas que nos abrazan, el acompañamiento de la música mientras se preparan las ensaladas, los cortes y los postres, un suspiro en el tiempo en lo que decidimos, con qué vino, cerveza o elixir celebrar y saborear.

¡Un sueño hecho realidad!

Son Las Brasas un lugar que nace del sueño de un hombre dedicado a la pintura de muros, casas y edificios departamentales que crecían por la ciudad. Y en ese recorrido de la vida don Ernesto Alcaraz nos comparte, a su manera, los secretos del crecimiento, la voluntad y fuerza para hacer lo que le gusta con un sazón particular, y que lo hizo junto con su familia convertirse en un referente de las carnes asadas en el estado de Colima.

DON ERNESTO ALCARAZ LÓPEZ
FUNDADOR DE LAS BRASAS

Para don Ernesto Alcaraz el inicio fue parte de la casualidad. «Siempre me ha gustado cocinar, desde muy joven, soy yo el que se paraba frente al asador para darle la vuelta a la carne en las tardes familiares, en ese tiempo me dedicaba a la pintura y tenía contratos grandes con empresas colimenses, es entonces que en un Día del Pintor me quedó mal el que nos iba a preparar los alimentos, y yo tomé la parrilla para darle comida a todos mis empleados, así me tocó preparar la carne y todos quedaron satisfechos y contentos. Es entonces que busqué y encontré ese localito por la Av. Camino Real, donde todo inició cuando transcurría el año de 1996».

«Comencé con algo pequeño, y yo solo me daba porras con un rin viejo de la volkswagen como brasero. En la esquina de Camino Real y calle Albañiles se cocinaba un gran restaurante a fuego lento, a un lado de con Chapula. Primero invité a mis amigos a que me visitaran y vendía dos o tres platillos; hasta que un día me llegó un cliente con 20 personas y como no tenía suficiente espacio, conseguí unas mesas
de corte grandes y así recibí a los comensales. Cuando terminaba la noche y el servicio de la cena, en muchas ocasiones regresaba a pie a mi casa, porque no tenía vehículo, en plena madrugada cruzaba las calles de Colima, pero siempre caminando para adelante».

Don Ernesto tiene un carisma dicharachero y positivo, una sonrisa imborrable y mucha fuerza que lo ha hecho trascender en el sector restaurantero, y la familia es parte fundamental en el crecimiento del proyecto.

«Yo siempre he sido así, yo me arriesgo y me aviento, siempre. El éxito se alcanza yendo para adelante y no fijarse mucho a un lado a ver quién viene porque te rebasan. Cuando comencé a construir el nuevo restaurante de Las Brasas, fuimos los primeros de la zona, nadie le apostaba a que esto se desarrollara, y yo me vine con un contador manual para ver cuantos carros pasaban por hora, ese fue mi primer estudio del mercado, así es como decidí el lugar en donde construiría el negocio». Para Las Brasas, lo más importante es el buen servicio, la calidad, hacer relaciones de amistad con los clientes, platicar en la sobremesa, darles la atención que merecen, en un ambiente limpio y agradable.

La construcción del restaurante comenzó con pilares redondos de concreto y el tejabán, ya con las nuevas ideas de Liz y Luis, dos de los hijos de don Ernesto, es que llegaron las remodelaciones y se empezó a crear un concepto en la decoración. «Ahora les corresponde a mis hijos continuar con el proyecto de Las Brasas, yo ya voy de salida, pero sigo disfrutando mucho estar aquí y convivir con los amigos y con los empleados que también se han convertido en parte fundamental del restaurante».

Con 25 años de trayectoria, el restaurante Las Brasas, es un referente gastronómico de la ciudad, un lugar donde se come rico y a gusto. «Realmente para mí, lo que yo quería, lo he logrado y superado, el restaurante está lleno y le gusta mucho a la gente, gracias a Dios. A la fecha yo me sigo encargando de la carne y los condimentos, yo me encargo de prepararla, porque es un marinado especial».

ALICIA GÓMEZ CASTELLANOS
ADMINISTRADORA DE LAS BRASAS

«La visión empresarial y las buenas estrategias administrativas fueron la combinación para alcanzar el éxito»

La señora Alicia Gómez llegó a Las Brasas de una manera un poco extraña, no se puede decir que obligada, pero como ella lo dijo: No me quedaba de otra. Contadora Pública de profesión, doña Alicia, laboraba en la Secretaría de Hacienda y por cuestiones injustificadas tuvo que dejar su puesto de trabajo, lo que la acercó al restaurante.

«Fueron tiempos complicados, Ernesto ya había iniciado y estaba muy entusiasta con el negocio de carnes asadas, y quería que yo me encargara de preparar mariscos, y la verdad es que siempre he tenido buen sazón para ello; pero como vengo de una familia dedicada al comercio y la venta de comida, yo ya sabía que esto era un negocio muy demandante y esclavizado, por esa razón, yo no quería, y nunca lo alenté a continuar con su sueño, pero él ya había dado el primer paso y al final tuve que apoyarlo».

Con la experiencia en los números y su instinto, para la buena administración, doña Alicia ya sabía qué se requería para sacar el negocio adelante. «A mí me encanta trabajar, pero yo pensaba que Ernesto en tres o cuatro meses ya no iba a querer saber nada del negocio. Y al principio fue complicado porque decía que en ocasiones no sacaba ni para el taxi y pedía préstamos para poder continuar y comprar lo que se ocupaba, pero poco a poco se fue aclientado y necesitaba de más ayuda».

Doña Alicia y don Ernesto tienen cuatro hijos, pero es Liz y Luis quienes han formado parte activa del restaurante. «Carlos Alberto es Licenciado en Informática, al terminar su carrera se fue a trabajar fuera del país ya que surgió una oportunidad en Houston. El otro se llama Ernesto, como su padre, es Lic. en Lenguas, y trabaja en la Secretaría de Educación, ellos dos se dedicaron a desarrollar sus carreras y están presentes cuando vienen a comer en fechas importantes».

Una buena administración promueve el desarrollo de cualquier negocio, mejorando con ello su productividad con estrategias que le dan estabilidad a las condiciones cambiantes del medio y eso la familia Alcaraz Gómez lo entendió muy bien, creando un gran equipo para el crecimiento del restaurante.

LUIS ROBERTO ALCARAZ GÓMEZ
SUPERVISOR GENERAL DE LAS BRASAS

¡Ven a Las Brasas y vive la experiencia!
«Mi relación con el restaurante inició desde muy pequeño, pero fue cuando ya estaba en la secundaria o preparatoria cuando comencé a involucrarme más, me ponía como mesero, lavatrastes y en lo que fuera necesario, después comencé a estudiar la carrera de Arquitectura y me desconecté un poco de Las Brasas, pero el tiempo, el gusto y el amor a la familia me ha traído de nuevo».

Luis Roberto tiene toda la energía y ha sabido aprovechar su carrera para generar nuevas ideas en los espacios del restaurante e ir fortaleciendo la imagen y el buen servicio. «Le comenté a mi papá que quería realizar un negocio y así me invitaron a trabajar aquí para aprender más sobre la administración y todo lo que hay detrás, llegué a modo de prueba y ahora después de tres años estamos totalmente dentro».

«Me gusta mucho la relación con la gente, en muchos lados nos reconocen por el restaurante y nos felicitan porque les gusta la calidad que ofrecemos. Y eso nos da mucha satisfacción y orgullo».

Su principal actividad es la supervisión del restaurante, buscando siempre que los clientes se vayan contentos, que los platillos salgan de la manera adecuada, que se realice bien el trabajo, y estar siempre al pendiente de todos los detalles para que el cliente salga con un buen sabor de boca y por supuesto, que regresen.

«La perseverancia, la paciencia y el entusiasmo es algo que me distingue y es algo que trato de transmitir al personal para que atiendan de buena manera y con todas las ganas para seguir teniendo clientes satisfechos».

«El tiempo se me ha pasado muy rápido pero lo he disfrutado mucho y aunque yo tengo tres años que me integré completamente, me parece increíble todo lo que hemos logrado en es‐
tos 25 años».

LIZBET GUADALUPE ALCARAZ GÓMEZ
GERENTE GENERAL DE LAS BRASAS

«El buen servicio y la calidad son nuestra tradición más arraigada»

Llegó a Las Brasas por una invitación de don Ernesto que le argumentó que aquí ella sería su propia dueña. Lizbet Guadalupe Alcaraz es una mujer tenaz, perseverante y disciplinada que en el restaurante le entra a todo, cuando comenzó a ayudarle a su papá era cocinera, administradora, barman y afanadora; durante la mañana ella y su mamá se encargan de estar pendientes de todo lo que se requiere de insumos del restaurante y en la tarde les toca estar al frente del negocio. ¡Un trabajo muy demandante!

Una de sus pasiones también es la repostería. «En un principio una amiga se encargaba de hacer el flan napolitano y nosotros se lo comprábamos para ofrecerlo después de la comida o cena en el restaurante, pero con el tiempo una tía me paso una de sus recetas de pay de queso con fresas, y la verdad comenzó como un pasatiempo, pero así empezamos a meter los postres y a tener cada día más variedad en la carta que además se han ganado el gusto de nuestros clientes. Ahora también los elaboro sobre pedido y aquí vienen a recogerlos».

«Mis padres son un ejemplo muy grande para mí, y aunque tienen características muy diferentes pudieron encontrar el equilibrio y formaron una buena mancuerna para que el restaurante pudiera realizarse con éxito».

Después de ocho años de trabajo en el restaurante, Lizbet Guadalupe Alcaraz, se decidió a estudiar Administración de Empresas siguiendo el consejo de uno de sus clientes, y entró a la Universidad de Colima combinando sus deberes y sacando adelante una carrera profesional que le ha sido de mucha utilidad en la trayectoria y manejo de Las Brasas.

«A la mitad de la licenciatura es que nacen mis hijos y eso fue una experiencia muy bonita pero muy intensa, al grado de que quería dejar la carrera, pero con el apoyo de mis compañeros, la familia y mucho esfuerzo saqué adelante la carrera y pude graduarme y titularme».

«A mis hijos les gusta mucho pasar el tiempo en el restaurante con el abuelo; desde muy pequeños se venían y le ayudaban. Yo les daré la libertad de decidir, pero si les gusta, pues aquí podrán también trabajar, porque la idea es continuar con el legado».

Otro de los proyectos que le ha generado mucho orgullo y satisfacción es la construcción del salón LISS, algo que surgió de una idea espontánea, remodelando y aprovechando un espacio de estacionamiento y que hoy por hoy el salón ha ido creciendo con diferentes eventos y grupos de personas que quedan satisfechos con la exclusividad y el buen servicio que ofrecen.

«Para mí el restaurante es como mi segunda casa y a todos los trabajadores yo los veo como mi familia, todos los días yo les hago hincapié en que tengan la mejor actitud para un mejor servicio; la gente viene a este lugar porque quiere ser atendida y quiere comer rico, y para mí en este momento venir al restaurante ya no es un trabajo, es parte de mi esencia y aunque no esté siempre físicamente en el restaurante, todo mi día gira en torno a lo que se necesita».

«El éxito para mí, es conseguir que los sueños se puedan tocar. Las Brasas es ese sueño que mi papá tuvo en su momento y ahora existe y ahora todos somos partícipes de ello. Considero que la constancia y la disciplina son de vital importancia para llegar a tus metas. Es de gran satisfacción celebrar 25 años y los que faltan».