Por: Carmiña Mejía

En algunos escenarios de nuestra vida necesitamos enviar a los demás mensajes de empatía, amabilidad, y apertura como en nuestras relaciones sociales, familiares o si te desempeñas laboralmente en entornos donde tienes trato directo con los clientes o el público en general.

 

Pero existen ciertas circunstancias en las que es necesario mandar señales de poder: si desempeño un alto cargo en la institución o la empresa, si soy el líder o estoy al frente de un grupo de personas, o si me encuentro en una posición de negociación en la que deseo que la imagen sea de superioridad.

 

Nuestro lenguaje corporal es una importante fuente de comunicación no verbal que va mucho más allá. Cómo nos sentarnos, nos levantarnos, la forma de saludar, de tocarnos el pelo o de estar de pie escuchando a alguien influye directamente en el comportamiento, en la imagen que los otros crean de nosotros. Esto de forma inconsciente, pero rotunda y eficaz.

 

Por ejemplo; permanecer de pie con las manos sobre una mesa y ligeramente reclinado hacia adelante, con las manos en las caderas o sentado con la espalda y los hombros erguidos, aumenta los niveles de testosterona y reduce los de cortisona (la hormona del estrés). Ya que según los psicólogos no hay separación entre el cuerpo y la mente por lo tanto nuestro lenguaje corporal afecta la percepción que tenemos sobre nosotros mismos y la imagen que los demás se forman sobre nosotros.

Por eso ver a los ojos de la otra persona, saludar con firmeza, caminar con paso firme, separar ligeramente los pies mientras apoyamos los brazos sobre las caderas, mandan el mensaje de confianza personal y autoridad. De forma inversa, encorvarse, evitar el contacto visual, tocarse la cara repetidamente o hacer muchas expresiones faciales aumenta la sensación de inseguridad.

 

La ropa que vestimos ayuda o no a que ese mensaje sea contundente: El negro por antonomasia proyecta poder. Si vivimos en climas cálidos donde no es la mejor opción vestir este color, optemos por el blanco. Una camisa blanca tanto para hombres como para mujeres de la mejor calidad que su presupuesto lo permita, tendrá el mismo impacto que el negro. Procure vestir monocromáticamente y évite los estampados, las rayas y los accesorios demasiado llamativos.

 

Las posturas de poder nos ayudan también a mejorar nuestra seguridad e incluso acostumbrarnos a ellas nos alientan a tomar riesgos que muchas veces son necesarios en el ámbito laboral.

 

Termino con esta frase que me encanta: asume una actitud y terminará siendo parte de ti.

Carmiña Mejía

Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora

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