«Toda mi vida he trabajado duro y he tratado de convertirme en alguien inolvidable».

John C. Maxwell

 

La nueva realidad empujó este concepto a nuevos horizontes, porque el significado tradicional de liderazgo que todos conocemos ­–ya de por sí evolucionado–, quedó obsoleto y tiene que resignificar en una definición que siente las bases para el nuevo liderazgo, a partir de la nueva realidad. Las bases de este concepto son las mismas que podríamos entender antes, pero se han potencializado.

Son dos los conceptos primarios de un nuevo liderazgo: confianza y comunicación. La primera, llevada a niveles donde seamos capaces, como líderes, de generar confianza plena en lo demás; que quienes nos rodean tengan la certeza de que somos la persona ideal para llevar el timón, para tomar decisiones y dar los mejores resultados. Pero no solo es que los demás confíen en nosotros; debemos ahora, tener la capacidad de confiar en los demás.

Muchas ocasiones nos recargamos en conceptos tales como, «curva de aprendizaje», «zona de confort» y tardamos demasiado en depositar confianza real y fuerte en nuestros colaboradores. Debemos ser más eficientes en generar y dar confianza. En tiempos donde procesos completos y complejos de nuestra empresa pueden ejecutarse de manera virtual, la confianza es la base para que el líder haga que todo funcione.

Y en el caso de la comunicación, tenemos que evolucionar a una comunicación asertiva que no es otra cosa que decir lo correcto, a la persona adecuada, en el momento preciso. Esto tiene un alto nivel de liderazgo porque la comunicación debe ser controlada y medida con nuestras habilidades de inteligencia emocional. El siguiente reto en esta nueva normalidad será el manejo del estrés, cómo controlar nuestras emociones y cómo las acoplamos a las emociones de los demás.

Todos, de diversas maneras, nos hemos expuesto a las consecuencias de esta emergencia de salud. Confianza y comunicación como base, inteligencia emocional como complemento; así es el nuevo liderazgo. Esta mezcla nos dará las demás competencias necesarias, que ponen el extra en nuestro estilo de liderazgo, como manejo de conflictos, mejora de resistencia al cambio, aumento del salario emocional y todos aquellos conceptos que nos conviertan en líderes que transforman de manera positiva a quienes nos rodean.

¿Cómo nos preparamos para adoptar este nuevo rol de líder?

Hasta luego.