Las mujeres representamos menos del 50% de los líderes en todos los ámbitos de la vida social, económica y política según el Foro Económico Mundial. Varios estadistas han enfatizado sobre la importancia de que en este siglo XXI, el liderazgo femenino tome más fuerza debido a que este resulta muy eficiente, cercano e incrementa de forma notoria la productividad.

Existe un sinnúmero de estilos de liderazgo, que identifican a todos los géneros, pero de manera específica, las mujeres tendemos a contar con unas características particulares, que marcan un estilo cuando encabezamos un proyecto. Aquí las más importantes:

  •       Somos asertivas y cercanas cuando las personas que laboran con nosotras todavía están en proceso de ser formadas; es decir, colaboradores que requieren que su líder les transmita el camino a seguir para obtener el resultado deseado, alguien que les supervise, les corrija y les brinde un aprendizaje.
  •       Una líder crea alianzas de cooperación: de manera natural, el trabajo en equipo es más fluido y productivo. Es más factible que generemos entornos de trabajo saludables y sepamos gestionar a las personas de nuestro equipo.
  •       Estamos atentas al reconocimiento de los logros de las personas: nuestra capacidad social y perspectiva empática, mueven a la líder a trabajar para potenciar el logro en los demás, sin perder de vista el objetivo de negocio marcado.
  •       El liderazgo femenino tiene una mayor tendencia al cambio: Por lo general, las mujeres mostramos una mayor predisposición a la innovación, siendo capaces de asumir y equilibrar los distintos escenarios a los que se enfrenta una organización a fin de evolucionar.

  •       Las mujeres contamos con la capacidad de hacer varias tareas a la vez (multitask): según varios estudios neurocientíficos, la velocidad para alterar la atención es mayor en mujeres que en hombres. Por ello, una mujer al frente de un equipo o de un proyecto, es capaz de gestionar las distintas situaciones que enfrenta con agilidad y efectividad en entornos de cambio constante.
  •       Una líder equilibrada, tiene la capacidad de gestionar sus propias emociones y las de los demás ya que contamos con la empatía necesaria para ser capaces de adecuar el estilo comunicativo a cada situación.
  •       Las mujeres centradas y que aman la actividad que realizan, son una fuente natural de inspiración para su grupo de trabajo ya que le imprimimos pasión a cada proyecto.
  •       Somos por lo general sociables, expresivas y cercanas, lo que brinda mucho potencial a la hora de lograr compromisos, sea con los objetivos de la organización o en un proyecto en particular.
  •       El liderazgo femenino es inclusivo, alienta la participación y comparte el poder y la información con aquellos a quienes conduce. Tiende a crear y fortalecer las identidades de grupo.

Las mujeres vamos a paso firme posicionando nuestro lugar en puestos y responsabilidades claves en la vida productiva y dejamos huella.  ¿Tú qué opinas acerca del liderazgo de las mujeres?

 

Carmiña Mejía

Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora

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