La medicina es, sin lugar a dudas, una de las ciencias más importantes que el ser humano ha logrado desarrollar. Hoy en día podemos tratar todo en nuestro cuerpo, desde la piel hasta las emociones, desde los órganos y la sangre, hasta los problemas mentales. Nos hemos convertido en expertos postergando la muerte. Si hace doscientos años hubiésemos hablado de un promedio de vida de 80 años, habrían existido, entre los médicos de aquel entonces, risas y burlas. Pero ese promedio es real, hoy lo es, gracias a una serie de factores que ayudan a nuestra supervivencia.

Sin embargo, el reto que enfrenta la medicina como institución no es relacionado a desafíos tecnológicos (aunque estos existen) sino a los pacientes, y muchas veces, a la ausencia de los mismos. ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo realizar en nosotros revisiones periódicas? ¿Por qué no buscar nuestros defectos, en una época en la que la detección temprana de las enfermedades suele ser la clave para su cura? Y si conocemos nuestros males y sabemos que padecemos de ellos, ¿Por qué no tratarnos? ¿Por qué no buscar con esperanza la solución a las crisis que confrontamos? ¿Necedad, ignorancia o negligencia?

Sea cual fuere la razón, debemos combatir con firmeza ese miedo, ese escapismo a la consulta. Debemos ser luchadores que aprovechan las ventajas que nuestra era ofrece. Tenemos especialistas en diversas áreas que nos darán una atención completa, personalizada y eficaz. No hay excusas.

Este mes, en Decisión, tres de esos especialistas son nuestro tema central: El Dr. Elvis Manuel Flores Becerra, coloproctólogo; el Dr. Christian Torres Ortiz Ocampo, coloproctólogo y cirujano general; y la Dra. Arelí Soto Quintero, que es gineco-obstetra y uroginecóloga. En conjunto, hablamos de médicos que pueden tratar desde temas relacionados al colon e intestino, como a los dolores, o infecciones graves relacionadas con el sistema urinario.

Son agentes de cambio en nuestra sociedad que están a disposición de sus pacientes. Depende sólo de nosotros, el público, encontrarlos y tratarnos esos dolores que nos llevan afectando desde hace tiempo. No debemos temer, no debemos huir de la posibilidad de encontrar algo. Al contrario. Es nuestra responsabilidad checarnos. Es nuestra responsabilidad estar sanos. Si no por nosotros, por aquellos que nos quieren.