Cristóbal Ruiz Gaytán Trujillo

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Se fueron los premios Oscar y las sorpresas no faltaron. Desde nominados hasta triunfadores, estuvimos ante una entrega memorable, en la que destacó un elemento por encima del resto: Netflix obtuvo reconocimiento envidiable por parte de la Academia. Es relevante porque en años pasados diversas instituciones de críticos y premios han negado a los servicios de streaming la entrada a sus listas, más aún a la entrega de galardones.

 

Los filmes nominados fueron The Irishman, History Marriage, The two popes, American Factory, The edge of democracy, Klaus y I lost my body. Entre todos, suman 22 nominaciones para la productora, algo histórico. Grandes filmes, pero hoy nos centraremos solo en uno, el que considero, supera a los demás.

 

Marriage Story

 

En español Historia de un matrimonio, es sinónimo de precisión al momento de escribir una película. Noah Baumbach es conocido por su escritura antes que su dirección. Como autor entiende a sus personajes y desarrolla historias fascinantes alrededor de los mismos, que los desafían de forma realista y empática. Ver uno de sus filmes es experimentar con la historia emociones que él, como director, provoca. Esta es su mejor ficción hasta el momento, por dos razones: primero, está basado en su vida personal, lo que dota a la trama de sensibilidad, realismo e intimidad como pocas películas logran. Segundo, las interpretaciones ofrecidas por Adam Driver y Scarlett Johanson son dignas de aplausos y galardones, pues nos hacen creer que sus personajes existen y sufren como nosotros.

 

Esta no es, como puede considerarse, una historia sobre el desamor o la pérdida. Todo lo contrario. Estamos ante un guión que intenta y consigue describir lo que es el amor, el verdadero amor, no la ilusión o la expectativa que surge cuando este inicia.

 

Dos personas se divorcian y sufren por las acciones que arremeten entre sí. Desde la contratación de abogados, hasta la forma en que cierran su vida del pasado que tuvieron, vemos en dos horas como la relación se destruye en puntos irreparables. Sin embargo, al final, siguen preocupándose el uno por el otro. No se trata de mostrar a dos individuos que se reencuentran y reinician un romance estando rotos, habiéndose herido. No. Se trata de dos seres que abandonaron todo por estar juntos, y que logran percatarse de lo poco que importa cuánto daño causaron, pues la felicidad que tuvieron gracias a su unión permanecerá en la vida del otro, pese al tiempo y el dolor, porque de eso se trata amar.

 

Importancia para la modernidad

 

Habitamos una era de individualidad. No es secreto ni pesimismo, es mera observación. Desde psicólogos, hasta escuelas, la individualidad y su importancia se ha propagado más que nunca (no por ello afirmo que sea negativo, solo que existe). Esto ha llevado a grandes avances en terapias y teorías sociales, pero también a grandes tasas de divorcios, aislamientos, suicidios, entre otras cosas. Un filme así resulta importante para la sociedad en la que habitamos. Todos sufren pérdidas, derrotas y tristezas. Debemos saber que eso no importa ante la revisión histórica. Los recuerdos prevalecen, los instantes que compartimos nos darán fuerza a través de la vida y sin importar qué traiga el futuro, pues el pasado permanecerá como una ventana abierta, un cuadro intangible que prevalecerá intacto mientras lo recordemos, no para vivir en él, sino para construir un mañana mejor, aprendiendo de nuestros errores y buscando fortalezas.

 

Este filme, en su núcleo, habla de ello, de compartir la vida con alguien, sin tener miedo al final. Esta no es la historia de un matrimonio que falla, sino la de un matrimonio que triunfó, en algún momento, y luego tuvo que disolverse, por el bien de sus integrantes. La historia de un amor real que existió, existe y existirá, contra los embates del tiempo.