Para hacer frente a los efectos económicos de la pandemia de COVID-19 es necesario emprender y desarrollar negocios. Para profundizar sobre este tema, entrevisté al Ing. Alfonso Sánchez Lozano, promotor de la cultura emprendedora en instituciones educativas y asesor de estudiantes y jóvenes profesionistas. Tiene una maestría en Administración por la EGADE del Tec de Monterrey. Es Miembro del Consejo Consultivo Empresarial (CCE) de la Incubadora de Empresas y de la Asociación de Maestros Eméritos del Tec de Monterrey (AMETEC). Además, pertenece al consejo de Jóvenes Empresarios por México (JEMAC) y es autor de la serie en cuatro tomos “El Potencial Emprendedor: Conceptos y Práctica para su Desarrollo”.

El Ing. Alfonso piensa que es fundamental tener claro el concepto de Emprendedor. El desconocimiento de esta definición y de los factores que integran su potencial ha dificultado la formación de emprendedores, así como la formulación de políticas y programas para sus empresas. Se le confunde con empresario, inventor, ejecutivo o administrador. Aunque existen talentos, actitudes y rasgos de personalidad que se traslapan, lo que define al emprendedor es el conjunto. Todos tenemos brazos, piernas y ojos como los atletas; sin embargo, un campeón hace un uso más eficiente de ellos.

Nos explica que en 1803 J. B. Say, economista político francés, fue el primero que definió al emprendedor como “aquel que cambia los recursos de una zona de bajo rendimiento por otra de alta productividad y rendimiento mayor”. Pongamos la misma computadora personal en manos de un especialista y de uno que no lo es, el primero obtendrá mayor aprovechamiento del mismo recurso.

Lo que mueve al emprendedor es su Necesidad de Logro, que se puede visualizar como realizar imperativamente lo que se propone, siendo una fuerza superior al temor que paraliza a muchos y en lugar de metas o proyectos, se queda en propósitos o sueños que no logran convertirse en realidad. Tiene muy claro qué es lo que quiere y es difícil “sacarlo del surco”. En cambio, a alguien que lo impulse su Necesidad de Poder, que es mucho más frecuente que se presente que la de Logro, puede cambiar de proyecto si sigue teniendo influencia con el grupo que le interesa.

El Ing. Alfonso habla de cómo blindar el potencial emprendedor. Menciona una frase de la madre Teresa de Calcuta: “Lo que cuesta años construir, alguien lo puede destruir en una noche, construye de todos modos”. Todas las personas tenemos algo de emprendedor. En miles de diagnósticos que ha realizado, siempre encuentra fortalezas en algunos de los factores del Potencial Emprendedor; por consiguiente, es muy importante protegerlo de tanto depredador.

Existen dos momentos muy importantes de nuestra vida: la etapa estudiantil y la del joven profesionista. Uno de los factores que sale alto en los diagnósticos, dentro de las Características de Actuación del emprendedor, es la responsabilidad. Con sólo esa herramienta se puede iniciar la construcción de toda una vida de realizaciones “a lo emprendedor”, o al menos comenzar a desarrollar las áreas débiles o de oportunidad.

La sociedad inhibe el desarrollo de este tesoro. ¿Cómo puede ocurrir tal atentado contra algo que tanto necesita? En general, la estructura y el ejercicio de las instituciones están diseñadas de tal modo que funcionan bien con personas dóciles, conformistas y con un pensamiento estructurado, lineal inflexible. Un claro ejemplo está en las universidades. Los programas de estudios son tan rígidos, a veces sin materias opcionales o que puedan cursarse en otras instituciones, y el volumen de conocimiento es tal, seis o más materias por periodo, que al estudiante “no le queda de otra” que ponerse a “machetear”. Además, el proceso enseñanza-aprendizaje presupone que el profesor sabe y es, por tanto, la persona que tiene la responsabilidad en todo el proceso.

Para no inhibir nuestro Potencial Emprendedor tenemos que responsabilizarnos más por nuestro aprendizaje, lo que implica que debemos llegar al salón de clase con el material al menos comprendido, si no es que aprendido. Una buena práctica es dividir el material por semanas y repasarlo por adelantado. Otra posibilidad es que aprendamos lo que nos interesa de nuestra carrera, sobre todo los aspectos técnicos, o que estudiemos en otra institución o por otros medios donde enfaticen la práctica. También, podemos llevar un curso por correspondencia o virtual. La idea es evitar la dependencia absoluta de la escuela en nuestro aprendizaje. Aunque normalmente cada materia tiene sus objetivos “inobjetables”, no importa, podemos fijarnos objetivos personales.

Finalmente, el Ing. Alfonso nos aconseja que tomemos a los profesores más como asesores que como la única fuente de nuestro aprendizaje. Esto implica formular por escrito las dudas, aportaciones y hasta nuestras críticas al proceso, siempre acompañadas de propuestas de solución.

Hoy es un excelente día para fijarnos una meta o al menos un objetivo e iniciar el desarrollo de un proyecto emprendedor. 

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Lic. Salvador Suárez Zaizar

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