Por: Dr. César Córdoba

Los cánceres de células basales y de células escamosas son, por mucho, los tipos de cáncer de piel más comunes y en esta ocasión nuestro artículo es sobre este tipo de cáncer (cáncer de piel no melanoma) dejando para la siguiente ocasión el melanoma. Según se ha estimado, aproximadamente 5.4 millones de cánceres de piel no melanoma se diagnostican cada año (presentándose en alrededor de 3.3 millones de estadounidenses, ya que algunas personas tienen más de uno). Alrededor de ocho de cada diez casos son cánceres de células basales. Los cánceres de células escamosas ocurren con menos frecuencia. Ambos cánceres se detectan principalmente en las partes del cuerpo expuestas al sol, tales como la cabeza y el cuello.

Los cánceres de tipo no melanoma tienen una probabilidad mucho menor de propagarse a otras partes del cuerpo y de representar una amenaza a la vida en comparación con los melanomas. Aun así, resulta importante encontrarlos y tratarlos a tiempo. Si no son atendidos, pueden crecer más e invadir los tejidos y órganos cercanos, lo que causa cicatrices, deformidad, o incluso pérdida de la función de algunas partes del cuerpo. Algunos de estos cánceres (especialmente cánceres de células escamosas) se pueden propagar si no son tratados, y a veces incluso pueden causar la muerte.

La principal causa de los cáncer de la piel es la radiación ultravioleta (rayos solares directamente, o cámaras bronceadoras y lámparas de fototerapia), por lo que la mayoría se forman en las partes del cuerpo expuestas al sol, en personas de mayores de 50 años o en personas con un sistema inmunitario debilitado o enfermedades que los predisponga. En general cualquier persona puede presentar cáncer de piel, pero es más común que se presente en las personas que:

• Pasen mucho tiempo bajo el sol o sufrieron quemaduras por el sol
• Tienen piel, pelo y ojos claros
• Tienen un familiar con cáncer de piel
• Son mayores de 50 año

Presentar uno, o incluso muchos de los factores de riesgo no significa que usted padecerá cáncer de piel. Muchas personas con factores de riesgo nunca padecen cáncer de piel, mientras que otras que ya tienen la enfermedad pueden tener pocos o ningún factor de riesgo conocidos, resulta importante informarse sobre los factores de riesgo, ya que podrían haber medidas que usted puede tomar para reducir el riesgo de padecerlo. Varios factores de riesgo ocasionan que una persona sea más propensa a padecer cáncer de piel.

La zona de la cabeza y del cuello (55% de los casos), el dorso de las manos y los antebrazos (18% de los casos) y las piernas (13% de los casos) son los lugares más habituales dónde aparecen el cáncer de piel no melanoma. En carcinoma de células basales asienta casi en el 70% de los casos en la cara y cuello. La lesión que el sol induce en la piel pasa por una serie de situaciones clínicas progresivamente más agresivas hasta que se desencadena un cáncer de piel invasor no melanoma. La primera lesión, todavía benigna, es la llamada “queratosis actínica”. Es una lesión levemente elevada, como una placa eritematosa con tendencia a la descamación. Entre el 1 y el 8% de estas lesiones evolucionan a un carcinoma epidermoide de la piel. El 80% de los carcinomas epidermoides de la piel asientan sobre, o en la proximidad de queratosis actínicas.

El siguiente paso en la malignización es el carcinoma epidermoide “in situ”. El aspecto es de una placa, nódulo o pápula eritematosa, dura , hiperqueratósica, fija e infiltrada. Puede aparecer de forma aislada o como lesiones múltiples. Por último el carcinoma epidermoide invasivo tiene también el aspecto de un nódulo o placa dura eritematosa, de un tamaño pequeño, entre 0,5 a 1,5 cm y que puede ulcerarse y sangrar levemente. En general es una lesión asintomática, o como mucho que puede causar cierto picor. El carcinoma de células basales (CCB) puede tratarse fácilmente en fase incipiente, con índices de curación cercanos al 100%. Solo en casos extremos el tumor original se extiende poniendo la vida en peligro. No obstante, cuanto más crece el tumor, más tejido circundante daña, precisando más tratamiento extensivo. En ocasiones provoca desfiguraciones considerables. Aquellos que han sufrido un CCB corren un mayor riesgo de desarrollar un nuevo CCB así como otros tipos de cáncer de piel. En estos casos debe acudirse, con cierta regularidad, al oncólogo para que realice exámenes corporales integrales. Los CCB en cuero cabelludo y nariz suelen volver al cabo de dos años. Si el cáncer vuelve a aparecer, es posible que su doctor le recomiende un tratamiento distinto del que utilizó inicialmente.

Los CCB toman la apariencia de llagas abiertas, parches rojos, protuberancias brillantes, crecimientos rosas, o cicatrices. Unas veces, parecen nódulos perlados, translúcidos y en relieve, que han atravesado la piel y sangran y otras se parecen a enfermedades de la piel no cancerosas como la psoriasis o los eccemas. Si observa cualquiera de las señales de alarma indicadas abajo, le preocupa alguna otra cosa o detecta un cambio prolongado en su piel, consulte con su oncólogo cuanto antes.

REDUCIR EL RIESGO

La forma más importante de reducir el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma es evitar exponerse sin protección a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta. La manera más sencilla de evitar la exposición excesiva a la luz ultravioleta es mantenerse alejado del sol y a la sombra siempre que sea posible. Esto se puede aplicar tanto en periodos veraniegos como el resto del año, ya que efectos del clima, como la nubosidad o la nieve, no reducen la incidencia de la radiación solar por completo. Es importante que esta precaución se tenga desde la infancia, pues se ha demostrado que el 80% de los daños que el sol puede causar en la piel ocurren antes de cumplir los 18 años. Algunas recomendaciones para prevenir la aparición de este tipo de cáncer son:

1. Protegerse con ropa:

Vestir con camisa y un sombrero de ala ancha permite aumentar la protección frente a la radiación solar. Por lo general, las telas de tejido apretado ofrecen también mejor protección. Respecto a las gafas de sol, los expertos recomiendan utilizar aquellas que tienen un porcentaje de absorción de rayos ultravioleta de un 99%, ya que permite proteger de forma adecuada los ojos y el área de piel alrededor de los mismos. Por otro lado, los especialistas recomiendan cubrir las zonas más sensibles que están expuestas a los rayos solares durante todo el año. El 85% de los tumores malignos aparece en la cara, el escote y el cuero cabelludo.

2. Cremas de protección solar:

Utilizar siempre una crema de protección de factor 15 o más en las áreas de piel expuestas al sol, particularmente cuando la luz es intensa. Las personas de piel clara y las que se queman con facilidad deben aplicar la loción antisolar con mayor frecuencia. Para que la protección sea eficaz, la protección debe aplicarse antes de la exposición al sol y en todas las áreas de la piel visibles. Muchas lociones antisolares pierden eficacia cuando la persona suda o nada y deben aplicarse de nuevo múltiples veces al día para que ofrezcan el máximo nivel de protección, este bloqueador solar debe aplicarse aunque el día esté nublado o el cielo esté cubierto de nubes ligeras o poco compactas, ya que la luz ultravioleta puede atravesarlas.

3. No utilizar cabinas bronceadoras:

La exposición excesiva a la luz ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de la piel, ya que contribuye al envejecimiento cutáneo. Por este motivo los dermatólogos desaconsejan su utilización

Ante la sospecha de tener cualquier lesión que sea persistente en el tiempo, que cambie sus características o que tienda a crecer lenta pero de forma progresiva el se debe de visitar al oncólogo para evaluarlo y dar un diagnóstico. Si existe algún motivo para
sospechar que existe un cáncer de la piel no melanoma, se pueden emplear uno o más métodos para determinar si la enfermedad se encuentra realmente presente. El primer paso es observar el tamaño, la forma, el color y la textura del área en cuestión y si ésta sangra o se descama. A continuación examinará el resto del cuerpo para ver si el paciente presenta manchas o lunares que puedan estar relacionados con el cáncer de la piel no melanoma. Es posible que sea necesario hacer otras preguntas u otros exámenes. Generalmente el diagnóstico es clínico aunque bien en casos dudoso se puede tomar una muestra (biopsia) de piel del área sospechosa para examinar con un microscopio. Para hacer esta prueba pueden utilizarse diferentes métodos. Sin embargo, es igualmente importante que el paciente se revise a sí mismo la piel, preferiblemente una vez al mes. Para ello, deberá conocer el aspecto de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas que tenga en la piel para poder detectar cualquier cambio. Se recomienda hacerse el autoexamen frente a un espejo de cuerpo entero. Para las áreas difíciles de ver puede usar un espejo de mano. Debe examinar todas las áreas, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de los pies, la región lumbar y la parte posterior de las piernas.

La extirpación es el tratamiento más común de este tipo de lesiones, que puede completarse con la llamada cirugía de Mohs dependiendo de la localización o si la mancha tiene un tamaño considerable.

• Resección oncológica: Esta consiste en la extirpación del tumor y parte del tejido sano que lo rodea siendo esta la más aceptada y con tasas más altas de curación y menores recaídas del cáncer.
• Cirugía de Mohs: Técnica que aún no se encuentra bien aceptada por su altas tasas de recurrencia consiste en eliminar en cortes delgados capas de la piel afectada por el cáncer y en ese momento analizarlo por el patólogo hasta ya no encontrar tejido con datos de la enfermedad, el médico extrae el tejido que rodea la zona comparando ambos en el microscopio.
• Criocirugía: Mediante nitrógeno líquido se congelan y destruyen las células cancerosas.
• Cirugía láser: Se utiliza en carcinomas muy superficiales sobre los que se aplica el rayo láser para vaporizar las células cancerosas.
• Electrodesecación: el tumor se extrae raspando el tejido, y después se trata la zona donde se encontraba la mancha con una aguja eléctrica para destruir las células cancerosas que queden.
• Quimioterapia: El medicamento que más frecuentemente se utiliza es el fluorouracilo, que usado de forma tópica llega a las células más cercanas de la superficie de la piel, por lo que se utilizará sólo en patologías premalignas. Este medicamento enrojece la zona donde se aplica y la hace más sensible al sol, por lo que es aconsejable que la zona esté bien protegida.
• Radioterapia: Consiste en el empleo de radiación para destruir las células cancerosas. El tratamiento dura unos minutos y no es doloroso.


Zaragoza 377 Centro Colima, Col.
(312) 31 2 74 65 31 3 8070 / URGENCIAS
cesar_córdoba@hotmail.com
Twitter@cesar_cordoba
Twitter@ClinicaCordoba
Facebook:Clinica Cordoba Colima